"—Usted me perdonará don sapo —dijo el yacaré—, pero
no le entiendo nada y no le creo. ¿Qué le hicieron en Buenos Aires? ¿Con qué palabras
se vino hablando?
Y mientras el sapo se quedaba pensativo, el yacaré se metió en el
agua murmurando:
—Sapo mentiroso, miren si voy a creer que en la Argentina la
gente va a andar hablando con esas palabras."
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